Oda al sufrimiento


 

En los últimos meses vengo observando un fenómeno que probablemente no es nuevo y seguramente no es exclusivo de Buenos Aires ni de Argentina. 

Las cafeterías de especialidad se esparcieron como virus por todos los barrios de la capital porteña y todos tienen mucho en común, pero su característica compartida más destacada es promover el sufrimiento. Todas las personas que deciden irse a tomar un café en ese tipo de establecimiento tienen que sufrir, es parte de la experiencia de una cafetería de especialidad.

No me voy a detener aludiendo a la pésima atención, ya que en Buenos Aires esa es la regla, y no solo para cafeterías, sino para básicamente cualquier lugar que haya alguien atendiendo. Las cafeterías de especialidad, sin embargo, tienen varios plus. El primero es la demora. 

No vayas a pensar que tardará menos de 10 minutos para que te den un flat white en la ventanita del take away. Y si querés algo para comer no te vayas a sorprender si dentro del sobre de papel madera hay algo distinto de lo que pediste. Aunque en la cafetería de especialidad haya solamente seis opciones de comida (eso con suerte, porque la mitad estará agotada a las 18hs), la cookie blanda y el muffin vegano - más seco que tragar maicena - probablemente no serán del sabor que pediste.

¿Y si querés sentarte en una de sus cinco mesitas? Mala idea, te diría. Supongo que no vas a querer hacer fila detrás de esa gente de riñonera durante 40 minutos, escuchando como los baristas gritan los nombres de las personas cuyo café está listo para retirar. Si, retirar. No esperes que te lo lleven a la mesa.

Y por qué no mencionar el asunto favorito de los haters de cafeterías de especialidad: ¿qué carajo es flat white, latte, mocaccino, ristretto o macchiato? Bueno, tenés que saberlo, porque "café solo" y "café con leche" no existen. Al menos no con esa nomenclatura. Y si no estudiaste los cafés en tu casa antes de salir te vas a comer una charla Ted del barista.

Si hiciste todo eso, estudiaste, esperaste y finalmente tenés en tus manos tu latte doble y tu brownie envuelto en un plástico transparente, sos el vencedor. Aprobaste el test de resistencia de la cafetería de especialidad y como premio te podés sacar una buena foto para Instagram y etiquetar a la cafetería de especialidad haciéndote publicidad gratis. 


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