Escribí una novela (en portugués)

 Creo que fueron dos años y medio, no estoy segura. Yo todavía trabajaba en esa agencia de Palermo cuando empecé, y me acuerdo que en las seis cuadras que tenía que caminar desde la Avenida Santa Fe hasta la calle Nicaragua, se me pasaban algunas ideas por la cabeza. Creía que tenía sentido escribir un libro inspirado en mis primeros seis meses en Buenos Aires. Fue la experiencia más extraña, inesperada y loca que tuve en mi vida, así que si quería escribir sobre algo - y he querido escribir sobre algo durante mucho tiempo - sentí que podía empezar por ahí.

Así nació Aquele típico vento cortante, mi primera (y probablemente única) novela, que ahora está en Amazon solo en versión e-book para que puedas gastar algunas monedas en ella si querés. Ya les aviso que no devuelvo el tiempo perdido, así que pensalo bien.

Hice casi todo yo misma. Esto significa que no hubo una revisión por parte de un profesional, y no es casualidad que esto sea bastante obvio para quien lo lea. Javi me ayudó a configurar el e-book, pero luego perdí la paciencia y me acordé que no soy una perfeccionista, así que ya fue, que salga así. 

Solo dos personas, además de mí, lo leyeron antes de su publicación: mi exnovio, con quien siempre he tenido una relación cordial, y mi hermana, la mayor lectora que el mundo haya visto. Mi hermana lee cualquier cosa. Dejá cerca suyo un libro sobre cómo cultivar maracuyás en Indonesia y probablemente lo leerá todo, tal vez en un día si tiene tiempo. Gracias a las sugerencias de ambos pude avanzar con la versión final. Esto significa que la versión final3_final posta_ahora_si_final.docx nadie más la leyó.

¿Pienso que es un buen libro? No, pero es lo que pude hacer. ¿Tengo miedo de la humillación pública? Evidentemente. Pero decidí publicarlo de todos modos. Ningún bebé panda va a morir porque publiqué el libro. Y si no hay bebés pandas muertos, no hay nada de qué preocuparse.

Finalmente, no sé exactamente cuánto del libro sucedió realmente y cuánto inventé (inventar cosas en medio de historias reales era un sueño que el periodismo nunca me permitió cumplir, in your face periodismo), así que tal vez  sea pertinente comentar aquí que la personaje no soy yo (ella no tiene flequillo, imaginate si yo no voy a tener flequillo).

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