Carta a Cristoph Lunkes

 Querido Cristoph, aunque tenemos el mismo apellido, no me conocés. Escribo esto desde el futuro. Desde el año 2020. Sí, el mundo todavía existe. Soy brasileña, bisnieta de su bisnieto João Sebastião. Calmate, ninguno de los dos está loco todavía.

Como estoy en el futuro, conozco tus planes. Mi idea no es impedirte de hacer nada, claro. Pero un alerta no vendría mal. Sé que planeas emigrar a Brasil, sé que la situación allá es complicada, pero te digo una cosa: pasaron160 años desde tu decisión y la situación en el país donde planeas reiniciar tu vida luego de la muerte de tu esposa Elisabetha no tiene alguna perspectiva de mejora. Somos un desastre social, humano, económico y civilizador.

Por otro lado, Luxemburgo tiene uno de los mejores IDH del mundo, junto con Alemania, donde nació Johann, el abuelo de mi bisabuelo. Lo sé, es extraño. Me tomó meses memorizar los nombres de todos.

Pero mirá, no quiero convencerte de nada. Incluso si decidís quedarte ahí, probablemente no naceré. ¿O quizás sí? Quizás un poco más alta, sin hipotiroidismo y con una buena herencia para disfrutar. ¡Es joda! Pero ya que traje el tema: seguimos siendo pobres. Es decir, hoy somos cientos de Lunkes repartidos por todo Brasil, así que no puedo afirmar si todos son pobres, pero puedo garantizar que nunca se convirtió en un apellido famoso. Ningún Lunkes es propietario de un banco, de una petrolera o un conglomerado de empresas. Nunca aparecimos en ninguna lista de Forbes, una revista de economía que destaca a personas que han tenido mucho éxito profesional o mucha herencia.

No vivo más en Brasil desde 2015. Estoy en un país llamado Argentina, que está al lado de Brasil y enfrenta una crisis económica durante décadas. ¿Gracioso, no? Te estoy advirtiendo acerca de dejar tu país para ir a Brasil cuando yo misma podría haber ido a Europa en lugar de seguir en América Latina, este continente que no tiene solución.

Dejame decirte rápidamente. El mundo ha pasado por muchas cosas en los últimos 160 años, incluidas dos guerras importantes que involucraron directamente a la región donde viví ahora. En la segunda, que duró seis años y terminó en 1945, el partido nazi alemán, liderado por un infame tirano, mató a millones de judíos y personas que consideraba indeseables. No entraré en detalles, pero a pesar de ese trágico capítulo de la historia mundial, muchos años después las cosas mejoraron para Europa y hoy muchos latinos sueñan con irse a vivir allí y no volver nunca más. Muchos lo fueron, incluso. Muchos volvieron a los orígenes de sus antepasados.

Yo, sin embargo, todavía estoy acá. Recientemente descubrí el año pasado que era de origen luxemburgués, toda mi vida pensé que todo había empezado en Alemania. Y cuando me enteré de ti, también descubrí que podía obtener la ciudadanía de tu país. ¿No es una locura? Aún no me llegaron los papeles y ni siquiera sé cuándo llegarán, así que todavía no tengo planes concretos para irme, pero si voy, prometo visitar tu ciudad, Beaufort, y si es posible también Bollendorf, donde nacieron Johann y Elisabetha.

No iré más lejos y, como mencioné anteriormente, esta carta no es un intento de convencerte de que te quedes ahí. Pero tal vez, no sé, abrir un banco no sería una mala idea... Quizás fuese el caso de hablar con Johann o Henrique. Te dejo el tip.

Abrazo.

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